Deus Volt - La crónica


Recordais como hace unos cuantos días ya, os comenté de un grupo que se había formado en la asociación el Dirigible? (enlace a la entrada que lo comentaba)




Pues es un placer para mi poder transcribir la crónica tal y como ellos mismos la han preparado. Me ha gustado mucho recibir el correo avisando de la publicación del mismo en su blog.



Atención que contiene spoilers sobre la aventura El Pozu de Ricard Ibáñez aparecida en el suplemento oficial Asturies Mediavalia.




EL RELATO DE CÓMO EL CABALLERO ALEJANDRO LÁINEZ Y EL INFIEL MALIK LUCHARON CONTRA UN SER DEL INFIERNO EN EL POZU DE TIRAÑA
Cuéntase en Asturias, patria de reyes y héroes, que lo que viene ahora pasó en mal día de hace unos años. Dicen que unos hombres mancebos, dos amigos de la infancia, aunque uno moro y otro cristiano, Alejandro y Malik eran sus nombres, avanzaban por los caminos a Laviana. Dícese que en el puente que unía a esta con el camino real, unos hombres aguardaban a los incautos que por allí pasaban. Decían ser hombres del señor de Tiraña, cobrando caros peajes por pasar, aunque su mal aspecto, sucio y roñoso hacía pensar que fueran solo unos bandidos. Pero en mal día se cruzaron en el camino con nuestros dos viajeros, pues tras una breve pero intensa lucha con resultado de muerte acabaron los 4 bandidos. Enfermos parecían sí, y las heridas que hicieron a Malik hacía pensar que eran diestros. Pero las buenas gentes de Laviana rápidamente ayudaron (no sin reservas por ayudar a un moro) a nuestros protagonistas, llevándoles al cura del pueblo para sanar sus heridas. Pero allí los bajos instintos del infiel salieron a relucir (o quizás algo más que eso), ya que asesinó por la espalda al pobre hombre de Dios, que solo ayudar quería. De la parroquia salieron huyendo, no sin recriminar Alejandro, como buen cristiano debería haber hecho pagar al infiel con su vida- pero el buen corazón y la amistad del infazón le llevó a querer ayudarlo a enmendar sus acciones de otra forma. En el camino de huida encontraron a un pobre hombre llamado Xervás, un campesino que había tenido la mala suerte de romper una rueda de su carreta. De nuevo la mala sangre de Malik empujaba a desconfiar del pobre campesino, pero Alejandro no cayó en sus trampas; ayudando al piadoso Xervás a llegar a su casa, recibiendo a cambio de esa buena acción un plato de sopa y una noche a cubierto. La noticia de la muerte del párroco no habría salido aún de la iglesia, por lo que podían aprovechar la noche para descansar y cuidar un poco de las heridas del moro.
Hay veces que más sabe el diablo por viejo que por diablo y no es excepción con las gentes que pueblan nuestras tierras. La suegra de Xervás, de nombre Llocava, viendo las feas heridas de Malik, no pudo si no recordarle una terrible historia que corría por Laviana, la cual contó a solas al moro:
Dicen que hubo una vez un señor feudal que estaba lleno de maldad. Maltrataba a sus vasallos, explotaba a los campesinos y castigaba cruelmente cualquier ofensa. Dicen que un día, asesinó a un sacerdote por no esperar a que él llegara a misa para comenzarla, y esto lo condenó para siempre. Dicen que una vez muerto, unos cuervos arrancaron su piel a tiras, bebieron de sus ojos y su sangre y que lo poco que sobró de su cuerpo lo arrojaron a un pozo cercano los propios cuervos. Dicen que cada noche se sigue escuchando el lamento del señor dentro del pozo y que los incautos que se acercan para socorrerlo le sirven como alimento. Pero claro, esto es solo una leyenda, y dicen que las leyendas no son verdad...Pero hace un tiempo que gente diciendo que vienen de parte del señor aparece por el pueblo buscando Dios sabe que. Pero siempre se les ve peleando, ansiosos por encontrar un peregrino al que asaltar y coser a puñaladas. Esos hombres tenían marcas negras en la piel, como si de mordiscos de rata fueran. Marcas como la que tienes en tus heridas
Ahora Malik entendía muchas cosas, por qué mató al cura, porqué desconfiaba del pobre Xervás y porqué estaba inquieto desde la pelea. No tenía nada que ver con las heridas, era algo más lo que había enturbiado su alma… Aprovechando que Alejandro descansaba, partió al pozo de Funeres, donde los cuervos dejaron el cuerpo sin vida del señor de Tiraña. Creyente tanto en el mundo racional como en el irracional, Malik creyó que había sido maldito por los bandidos, y necesitaba descubrir que había de verdad en la leyenda que la vieja le había contado. Acércose al pozo, y al desafiar al alma del señor un agónico grito provino del interior. Como otras veces, Malik salió espantado del lugar. Entre sus rasgos no se encontraba la valentía, ni se la esperaba por otra parte. Encontró entonces a Alejandro cerca de allí, que habiéndose hecho el dormido, había escuchado toda la conversación con la vieja. No podía dejar solo a su amigo. Con la valentía que le caracterizaba entró solo en el profundo pozo, que no era más que un agujero en el suelo con una higuera salvaje que crecía en la boca del mismo. Allí abajo encontró a una muchacha joven, muy bella y delicada, atrapada en las raíces entroncadas de esa higuera. Al liberarla le contó una historia increíble. Decía ser una muchacha a la cual el señor había quitado la honra y empujó al suicidio ¡¿Se encontraba frente a un espíritu atrapado?!.
Alejandro, imbuido del ideal caballeresco que desgraciadamente se está perdiendo, decidió enfrentarse a la bestia en la que se había convertido el señor de Tiraña, según decía la muchacha. Cuidado debería tener con sus guardianes, unas criaturas llamadas papones, grandes, fuertes pero no muy listas. Al avanzar por la gruta natural escuchó a lo lejos unos pasos. Escondidos en unos huecos en la pared creyó estar a salvo del guardián del señor, pero no contó con su fino olfato. Nuestro Señor siempre guarda a sus hijos, y esta ocasión lo mostró de nuevo. Un golpe del papón encajó su mazo, aquel que utilizaba para aplastar cráneos y romper huesos de los intrusos, en una de las grietas; quedando totalmente a merced del infazón, que blandiendo su hacha le cortó la cabeza no sin dificultad. Pero no solo había uno, ya que la muchacha hablaba en plural. El segundo, viendo lo que había hecho a su par, cargó con rabia. En esta ocasión no tuvo tanta fortuna Alejandro, ya que de un fuerte golpe en la cabeza su cuello se quebró y la ironía de la venganza recibida quedó patente. Si había cortado la cabeza de uno, el otro hizo casi lo mismo con él. Su alma al menos fue limpia y pura con Nuestro Señor, ya que el acabar con criaturas del demonio concede indulgencia plenaria.
Mientras tanto Malik, aterrado por los gritos que se escuchaban desde el pozo, decidió ir de nuevo a la casa de Xervás en busca de más información sobre la leyenda. Allí Llocava le habló de la mansión del señor, a donde acudió raudo. Encontrándose solo en una casa tan grande, vieja y demacrada, pronto comenzó a escuchar voces y ruidos. Intrigado por esto siguió explorando la casa, mientras seguían los ruidillos. Aterrado por lo que estaba viviendo, rápidamente pensó en que algún ser o espíritu se encontraba en la casa, y realmente no se equivocaba, pues un duendecillo familiar estaba allí viviendo. A cambio de una nueva familia a la que molestar, el moro Malik, acostumbrado a tratar con criaturas del demonio, como su profeta mismo era, consiguió el acuerdo con el duendecillo. A cambio este le ayudaría a bajar a ayudar a Alejandro, dándole este un tizón carbonizado que encendido le libraría de los peligros que acechaban en el pozo.
Cargado de valor, Malik se adentró en la gruta comprobando como su amigo de la infancia yacía sin vida por hacer algo que debía haber hecho él. Pero como dijimos, otro papón seguía en los pasillos y encontró rápidamente a Malik. Esta vez no fue tan fácil para el guardián del de Tiraña. Después de estocadas y golpes al aire, el moro, también entrenado extensamente en la guerra, consiguió acabar con la vida de su enemigo. Ya solo quedaba enfrentarse al señor de Tiraña…
En una gran sala, la figura de una serpiente gigante enroscada en si misma dormitaba. Los actos del señor con sus vasallos le había convertido en un Cuélebre (una sierpe a mitad camino entre gusano gigante y dragón). Allí, tras usar el tizón de su propio hogar y utilizando lo que contaban las leyendas sobre el punto débil del Cuélebre, Malik, muy malherido y casi en su última exhalación logró acabar con el señor de Tiraña desencarnado. Tras ello, cansado, herido y exhausto por todo lo vivido calló agotado durante horas…
Pero entre las sombras, en el pasillo de acceso a la sala unos pasos avanzaban. La voz de la anciana se escuchaba acercarse poco a poco diciendo:
-       Finalmente alguien capaz tuvo el valor de bajar aquí. Hace mucho que estaba esperando que ocurriera algo así. Era cuestión de tiempo.
-       Señora –la voz del duendecillo que ayudó a Malik retumbó en la estancia. Uno de ellos está muerto y el otro casi lo está. Son muchas vidas las que se ha llevado el Cuélebre.
-       Sí, pero mi hijo ya no podrá hacerle daño a nadie más. Acabó como debía haber acabado cuando falleció. Todas las vidas han servido para este fin, y al fin hemos encontrado a alguien que ha tenido los arrestos para esto. Quizás nos sirva en el futuro…

(En esta parte el texto se ha perdido por el paso del tiempo. Los siguientes legajos están siendo transcritos en este momento)

3 comentarios:

Iván Abad dijo...

Muy buena. Aunque menudos locos separándose el uno del otro.
Ya dirigí esta aventura, entretenida si señor.

Namek dijo...

Encantadísimo de que Albert tenga a bien difundir nuestra crónica de Deus Vult.
Y sí Iván, yo también vi una locura separarse. Pero cuando Malik tiene la vergüenza Cobarde y Alejandro los tiene bien puestos... De todas formas he de decir que tuvieron una suerte inimaginable en los combates contra los papones y el Cuélebre, sendas pifias que los dejaron varios turnos fuera de combate.

Albert Tarrés dijo...

Esperando me teneis por saber de la segunda parte de estas crónicas...
;)